domingo, 18 de abril de 2010

Mi Sueño del Pasado es Mi Peor Pesadilla del Presente… “El Metro de Caracas”.


La época de mi infancia la recuerdo hoy en día con mucho agradecimiento hacia Dios, porque ésta pasó por mi vida dejando muchísimas enseñanzas, momentos gratos y sobretodo un sin fin de sueños y metas planteadas que sin duda alguna hoy le dan sentido a mi vida.

Precisamente uno los sueños anhelados era el poder volver a la capital, conocerla realmente (ya que soy del interior del país y la primera vez que vine con mis padres estaba muy pequeño y no recordaba para nada esa experiencia) y poder trasladarme de un lugar a otro en el tan famoso “Metro de Caracas”.

Luego, al pasar de los años volví a Caracas, fue en el 2003 y contaba yo con 19 años de edad. Finalmente pude cumplir las expectativas que tenía desde niño, conocí, caminé por las calles, por el casco histórico y paseé por los centros comerciales y por supuesto pude trasladarme en “esos trenes”, los del “Metro”. La verdad fue que me gustó mucho esa forma cómoda y rápida de trasladarme por la ciudad, en vagones cómodos y con aire acondicionado. (Según gente que tiene toda su vida viviendo en Caracas, para esa fecha, no hace mucho tampoco, la cosa no estaba tan bien que digamos en comparación a los primeros años de funcionamiento del metro). Desde entonces siempre he deseado un sistema de transporte con esas características para mi querida Guayana, un sistema de transporte digno de las grandes ciudades.

Desde hace ya un año me tocó asumir el reto de venirme a vivir y trabajar en esta Gran Ciudad, Caracas. No sé si por cosas de Dios, por cosas de la vida, por la escases de fuentes de empleo en mi ciudad o si por todas las anteriores, pero me tocó venirme. Como muchas otras tantas cosas en este país también “El Metro” había cambiado.

Actualmente en un día normal es típico viajar en vagones tipo sauna, de esos en los que te montas y enseguida tus glándulas sudoríparas comienzan hacer de las suyas y llegas todo bañado de sudor a tu destino, a mi parecer creo que todo esto es ocasionado por el exceso de pasajeros que viajan por vagón y por la falta de buenos trabajos de mantenimiento en los sistemas de aire acondicionados.

Además de esto, también es típico escuchar hoy en día de atracos y hurtos en los pasillos y hasta dentro de los mismos vagones, al parecer últimamente el hampa está haciendo de las suyas en todo lo largo y ancho de estas instalaciones.

Por si fuera poco mientras se viaja en un traslado promedio se pueden montar hasta unos tres ciudadanos de la República Bolivariana de Venezuela, uno detrás de otro, presentando sus problemas, otros comercializando alguna que otra mercancía y otros hasta dando serenatas… todos estos con el fiel propósito de recibir algunas colaboraciones económicas para solventarse la vida en ese momento de un “forma digna”.

Otra de las cosas que en la actualidad me llaman mucho la atención son los fulanos “Vagones de la Solidaridad” y los fabulosos “Puestos Azules”, puestos preferenciales para mujeres embarazados, personas de la tercera edad o con movilidad reducida… ¿¿desde cuándo acá a nosotros los venezolanos, que somos unos carajos tan amables y tan atentos, nos tienen que poner áreas en los que debemos ser solidarios..?? Esa maravillosa idea contribuye a que alguno de estos animales que se colean en este sistema de transporte (por ahí dizque no se permiten animales) se hagan los de la vista gorda y no cedan su puesto ante la presencia de alguna persona mayor o de alguien que realmente amerite viajar sentado, por la razón sencilla de que él no está viajando en el “Vagón de la Solidaridad” ni tampoco su puesto es de color azul… y me imagino que pensaran algo así como que: “si quieres sentarte, lárgate al vagón en donde estamos obligados a ser solidarios… ni te creas q te voy a dar mi puesto!!!”.

“El Metro de Caracas” siempre había sido un ejemplo digno de lo que es el cumplimiento de ciertas normas mínimas para garantizar la sana convivencia de miles de usuarios que comparten estos espacios púbicos y confinados. Actualmente es una grotesca muestra de cómo viven algunos animales que tratan de sobrevivir en una anarquía total. (Gracias a Dios de vez en cuando he logrado reconocer entre tantos animales alguno que otro ser humano, cada vez que pasa eso siento un aire esperanzador… y me digo:”Aún no nos hemos extinguido del todo, todavía quedamos algunos…”). Básicamente los usuarios hacen lo que les da la gana, hacen caso omiso al cumplimiento de las normas que a cada rato son resonadas una y otra vez por los altavoces de los pasillos. Es normal ver personas atravesadas y aglomeradas en las puertas de los vagones cuando a cada rato repiten: “No pararse en el rayado amarillo… dejar salir es entrar más rápido”, muy común ver a gentecitas atravesadas obstaculizando el paso de los demás usuarios cuando a cada rato se oye una clara y melodiosa voz que dice de manera imperativa:”camine de prisa en todas las áreas de la estación y hágase a un lado cuando deba detenerse”. Es un sin fin de normas que a muchos les entra por un oído y les sale por el otro.

Hace días compartiendo con mi esposa y hablando de estas situaciones, le decía que esas normas y llamados de atención que tanto hacían los de “Caseta Principal”, debían ser parafraseadas con una serie de jergas típicas del venezolano para ver si realmente llegan a la conciencia y logran transformar la conducta de los usuarios. Cosas como: “mira chamo has tu cola vale, no te colees que te estoy viendo por la cámara”, “Mira animal, quítate del medio!! Que no dejas pasar a nadie por las escaleras por estar todo atravesao”, “Coño!! No se pasen de la raya amarilla no joda... Que el tren los va a volver mierda si llegan a caerse a los rieles”, “Recoge ese papel de la verga que dejaste tirado en el suelo... cochinooo!!!!”, “Que vaina, si siguen atravesándose en las puertas me voy a arrechar y nos vamos a quedar parados en esta estación por un buen rato”, Son frases tan sencillas y tan muy comunes que estoy seguro pudieran ser más efectivas a la hora de llamarle la atención a un usuario infractor.

No es de extrañar que “El Metro” también se haya convertido de vez en cuando en un escenario sangriento de suicidio. Se han visto últimamente muchos casos de personas que deciden acabar con sus vidas lanzándose a los rieles para que el tren al pasar a gran velocidad destroce todas sus angustias y deje destruida en los rieles por los que se desplaza una cantidad de preocupaciones y problemas que aparentemente no tenían solución. No es de extrañar que cuando suceden trágicos sucesos como estos, salga uno que otro usuario con el humor negro que caracteriza al venezolano y diga: “Este si es arrecho…!! Se vino a lanzar justamente en una hora pico”…. Y se escuchan conversaciones y chistes en los que se insinúan que los suicidas prefieren las horas picos para cometer sus actos todo con el fiel propósito de “joderle” la vida a los demás.

Son muchas las cosas a las que hay que meterle el ojo para mejorarlas. Y mientras siga afincándose la crisis económica en el país y siga creciendo la cantidad de habitantes en la ciudad, mientras se sigan realizando malas prácticas de manteniendo en el metro, haya una falta de valores y de educación en los cuídanos… viajar en el “El Metro de Caracas” será la peor pesadilla que podamos tener mientras intentamos soñar con construir una Venezuela mejor.

1 comentario:

  1. En uno de mis post, coloqué “El género humano es el peor genero que conozco” y sigo cada día que pasa manteniendo esa idea. Podemos buscar cualquier cantidad de razones que expliquen las conductas más salvajes que observamos el día a día, pero bajo ninguna circunstancia pueden servir como justificación.
    Estoy muy reacio a creer que estas conductas habituales puedan tener un giro significativo, lamentablemente los que estamos del otro lado, lejos de los subnormales, somos hoy en día minoría, no sé si seré negativo, pero sin duda prefiero no caer en un absurdo positivismo.
    Salu2

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